martes, 23 de marzo de 2010

El Concepto


Tantatachaaaaaaaaaan.... redoble de tambores... hoy tenemos... ¡¡el pliegue!!
Hace una década, todos estábamos como locos con aquellos proyectos holandeses en los que los forjados parecían curvarse a través de un pliegue que terminaba por funcionar también como pared. Una idea muy kool que se propagó como un virus por todo el mundillo de la arquitectura concursera y universitaria, y que derivó en una época en la que todos queríamos meter con calzador un pliegue con cualquier excusa peregrina en las entregas de Construcción IV. En la Quaderns estaban encantadísimos con las curvitas aquellas, que fueron salto y seña de una modernidad trendy que todavía colea saludablemente. ¡Ay, qué jóvenes, ingénuos y bellos éramos entonces! :-)
Quizás os pensáis que el primero en tener tan vistosa ocurrencia (Rem himself, ¿quién si no?) partía de un razonamiento especialmente afortunado, pero... bueno, todos los proyectistas sabréis que no es muy complicado buscar explicaciones cuando ya tienes el proyecto visto para sentencia. En este caso, el pliegue de marras nace al parecer de la lectura del célebre ensayo de Deluze sobre Leibniz y el barroco, titulado sin rodeos El Pliegue. La relación conceptual entre el matemático alemán, la arquitectura del Absolutismo y los condensadores sociales neoconstructivistas se me hace muy forzada y perfectamente caprichosa, pero en fín, aquellos proyectos estaban muy bonitos, así que ahorrémonos exigencias razonables. Son cosas de arquitectos, no de harquitectos. No es lo mismo un pliegue en honor a Deleuze, que un pliegue porque te pica un huevo, dónde va a parar. La diferencia es el concepto.


Para que podáis juzgar por vosotros mismos la audacia y pertinencia de semejante asociación de ideas (la relacion entre la matemática de uno de los inventores del cálculo diferencial y un "educatorium" rollo Neo2 vía Luis XIV) he subido al megaupload una clase magistral de Gilles en la que durante una horita (que se hace como tres, la verdad) da las ideas centrales de su famoso librito sobre la arruga. Se trata, de largo, de lo más mediocre que conozco de Deleuze, pero a tenor de su influencia arquitectónica, más nos vale echarle un vistazo. Casi me quedo dormido viéndolo, excepto cuando delira sobre el plano de inmanencia, que es el tipo de asuntos que me interesan (y raro lo será tu padre).
Personalmente, niego la mayor: no creo que hacer arquitectura tenga nada que ver con edificar conceptos, pero ese debate depende de la fe de cada uno.
El video en cuestión lo tenéis aquí: está en francés con sottotitoli en italiano, y se entiende bien. Y por si os resulta demasiado breve y os quedáis con ganas de más, he subido tambien la trascripción al castellano del curso en Vicennes que el bueno de Deleuze dio sobre Leibniz, que tenéis aquí. La próxima vez que alguien os pida cuentas por una spline del autocad que no tiene más razón que la coquetería, ya tenéis argumentos para defenderla con rigor: se trata del Pliegue de Leibniz. Con un par... de conceptos.

4 comentarios:

  1. MMMM me se ocurre... un pliegue en el agra, un pliegue en san andrés...las aceras se despegan del suelo y debajo aparece un jardín... portada en La Voz, y sección "curiosidades" del teldiario de tele 5 garanizado!

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  2. contra el plieque de marras ya han inventado un paliativo:

    http://images01.campusanuncios.com/picanuncio/venta/venta201745389.jpg

    -x-

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  3. XD recuerdo el anuncio que ponían en la teletienda, la puñetera baba de caracol, qué puto desfase. ¿Qué tal "Mocos de elefante"? ¿"pus de gusano"? Mon dieu, la gente es maravillosa!

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  4. qué bueno cesaruquín

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