lunes, 22 de marzo de 2010

Harquitectura


¿Habéis visto ayer Redes? Estuvo impresionante, de las mejores ediciones que he visto. El programa se titula “El experto y sabio inconsciente” (podéis verlo onlain aquí), y se trata de una entrevista con el psicólogo John Bargh verdaderamente reveladora. El tío explica cómo es la “arquitectura de la mente” sobre la que trabaja la neurociencia actual, y que pasmosamente se corresponde casi milimétricamente al tipo de ser humano propuesto por la fenomenología de hace un siglo. Al parecer, en pleno 2010 los científicos están llegando a la conclusión de que el modelo de Heidegger y Merleau-Ponty (y que es el mismo, tal y como lo entiendo yo, de Deleuze) es el más preciso a la hora de modelizar el comportamiento humano: la conciencia (y el sujeto) son poco más que la caja registradora de las sensaciones del cuerpo, y nuestro devenir, lejos de ser libre, no es más que un complejo automatismo que reduce a la gente a la categoría de zombies, robots, golems o … marionetas. Como el dasein del “Ser y tiempo”, el hombre de la psicología actual no es un ente activo y consciente, sino una especie de cristalización puntual de las sinergias del mundo. Poniéndonos metafóricos, diría que Freud hablaba del inconsciente como unos hilillos negros que afloran a la superficie, pero ahora se sabe que ahí debajo hay un Prestige. No sé si me explico.
Esta convergencia entre ciencias naturales y filosofía posmoderna puede interpretarse con todos los recelos que se quiera (por aquello de la performatividad: no es más que un modelo más, no necesariamente el único) pero de lo que no cabe duda es que el viejo positivismo emancipador está superadísimo. Ello os podrá parecer una anécdota como otra cualquiera, de no ser porque, por ejemplo, la gran época heróica de la Arquitectura Moderna queda completamente deslegitimada. La literatura de un Le Corbusier por ejemplo, con la que está cayendo, da la risa: si el delirio es estructural al ser humano (para los posmodernos, delirar es el único modo posible de construír la realidad) , las payasadas idealistas que tan vivas siguen en nuestras escuelas, no son más que el último estertor del modelo griego de pensamiento. Si estamos en el impasse de superar 2000 años de aristotelismo, la arquitectura tiene que asumir que nunca, en ningún caso, deja de ser un manierismo. Ya no hay sujeto y objeto, puesto que el pensamiento consciente pasa a ser algo así como “la voz a través de la cual hablan los objetos”. En realidad, si le dedicas media horita a pensar sobre el tema, todo esto es superfuerte, para los que hemos sido educados en ciertas tradiciones.
En estas andamos, y he pasado el puente leyendo a Robert Venturi y su mujer. Cómo lo disfruto, qué alegría y naturalidad transmiten sus textos, con la envidiable sensatez del que sabe desarmar argumentos académicos con el lenguaje y el pensamiento de la calle sin por ello caer en el populismo: sus ensayitos siguen siendo frescos, valientes, elegantes, tienen de argumentados y lógicos tanto como de entrañables y divertidos. Sus textos han envejecido porque siguen rindiendo cuentas a la gran Historia de la Arquitectura como parámetro último de legitimación (por ejemplo, se defiende Las Vegas mediante su análisis comparado con la piazza romana, en la ingénua suposición de que ahí está la verdad en arquitectura) pero lo cierto es que, tras las elucubraciones de esta pareja, resulta tan caprichoso como ignorante proponer que el edificio de correos de León sea un modelo de moral arquitectónica. Lo mejor de Venturi es que siempre termina con una frase del tipo “bueno, al menos esto es lo que opino yo, no pretendo sentar cátedra”, y el hecho de que supo utilizar la crítica como instrumento de proyectación.
El problema es que su arquitectura es muy hortera, como toda la posmoderna. Esa es la gran putada, porque por lo demás aquel movimiento resultaba deslumbrante: la famosa expo “Arquitectura sin arquitectos”, la valentía de poner verde a los Smithson, las provocaciones literarias de Robert Stern, la entrañable Contrahistoria de Bruno Zevi, el primer Koolhaas (que al parecer fue el que puso el nihilismo en el centro del debate)… Fue una época catastrófica en lo formal (aquellos muros cortina de espejos tintados y floripondios corintios daban mal rollo) pero debajo de aquel runrún se estaban formando las grietas que luego harían colapsar el gran imperio de la modernidad.
El hecho de que estén tan obsoletos y pasados de moda, hace que los arquitectos de la estela de Venturi resulten incluso más cool. Fijaos en su página web: ¡¡es la más cutre que he visto jamás de un arquitecto famoso!! Hay que tenerlos cuadrados para llevar una oficina llamada Venturi & Scott Brown y gastar una web tan cochambrosa, tan descaradamente convencional: en realidad es perfectamente coherente con el pensamiento de la pareja, que siempre hicieron apología de lo vulgar, lo convencional, lo que no quiere significarse como especialmente elevado o intelectual. Creo que retomando muchas ideas de los posmodernos, se podrían llegar a propuestas tremendamente democráticas, saludables y efectivas: el desafío es que ello no impida el desarrollo de una vanguardia, que es algo que nunca debe desaparecer.
Prefiero mil veces el “Complejidad y contradicción en arquitectura“ a las conclusiones de los CIAM. El problema es que los proyectos de Le Corbusier me parecen más bonitos, desde una dimensión estrictamente estética. Puede que de la Bauhaus sólo saliesen planteamientos ridículamente infantiles, y que a los Constructivistas les pudiese un idealismo totalitario completamente desmedido, pero como arquitectura siguen resultando mucho más interesantes y atractivos que todas las casas de Venturi juntas. ¿Cómo gestionar esta esquizofrenia? La palabra Arquitectura sigue teniendo mucho peso moral, es una disciplina que funciona como un Superyo en los proyectistas y a la que siempre hay que rendir cuentas. De algún modo, lo que hoy necesitamos es olvidar esa palabra, y poner otra menos connotativa. No sé, por ejemplo, harquitectura.
El racionalismo es, como todo idealismo, una ideología. La profesión, tal y como la hemos estudiado, no es más que una construcción ideológica delirante y compartida por los profesionales del ramo. Mies aprendió a construir estudiando las tectónica de las industrias americanas: lo vernacular, lo que no formaba parte de la Gran Historia, lo no arquitectónico. Koolhaas nació del análisis (¿imparcial?) de la metrópoli global. La arquitectura, por sí misma, no es capaz de crecer: en realidad es tan ficticia como la conciencia del programa de Redes del que os hablaba. Por debajo, hay un gigantesco inconsciente social que la constituye y la desborda. “Arquitectura y sociedad” es un dualismo tan superado como el de “sujeto y objeto”aristotélico. Eso pienso yo al menos. Es mi delirio, porque cada vez me gusta menos la arquitectura, y cada día estoy más obsesionado por la Harquitectura.

Addendum: Para página web arquitectónica como es debido, tenemos por ejemplo la pomposa de Abeijón y Fernández, a la altura del inerte esteticismo luxury de nuestros más entrañables candidatos a desplazar a ACero como la firma más "in"(fumable) de la ciudad. Viendo su diseño se nota a la legua que la diseñó un arquitecto: las tipografías, el flash cutre, las letras minúsculas... Bueno, en realidad seguramente se la diseñó algún "becario", porque cuando trabajé con ellos toda su fortuna se basaba en la versión más posmoderna y encubierta de explotación laboral. Desde aquí, mi pequeño aporte a la lucha de clases.
Atención a la espantosa hojita de presentación que incluyen en su currículum. ¿quién les habrá escrito algo tan sonrojante?

7 comentarios:

  1. a mi este blog ya se me está haciendo largo...
    ...
    ¿tienes reservado el siguiente dominio?; ¿permitirás comentarios en la última entrada o mejor los vamos adelantando?...
    ...ahí va el mío:
    ¡¡¡jo, césar no te vayas ahora que empezabas a escribir sobre cosas interesantes para mi!!!

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  3. Lofatal, no seas malo, tras haberme condenado todos al ostracismo, ahora me vienes con esas... hay que participar!!!!!!
    menuda supercolección de momentazos fálicos tiene el adaidas routos en su archivo... el de argentina es realmente buenísimo

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  4. mongo, te mandé sms, después se me pasó llamarte. Va a ser complicao que vayamos por Coru. Andre está mejor pero tenemos que ir a comer con los bisabuelos de llara a lugoeslavia porque hace 6 meses que no la ven...mi hermano se acercó él ayer un rato aquí a vilagarcía.
    La verdad es q me da mucha rabia no verte, lo único que te escapes del curro un rato y aún así no sé yo. Q rollo de días

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  5. algo esquizo

    http://wonderfl.net/code/d0dcc2f2d0f8012e42785ef71dab7da2abd5453d/fullscreen

    si ves no pasa nada, actualiza y juega 30 s

    -x-

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  6. ruegos y preguntas:

    pescaderia20@gmail.com

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  7. guay, habría q espabilar, o las únicas fotos de móviles que conseguiremos serán las nuestras. ya nos veo suplantando a la chavalada!!

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