miércoles, 9 de junio de 2010

Esquizo Zienzia #7 : Hipócrates


Hablemos un poco de uno de los grandes totems de la historia de la ciencia canónica occidental, del Vitruvio de los médicos, del Newton de los matasanos, del Galileo de los "facultativos": el griego Hipócrates, fundador de la medicina moderna. Esta superestrella, contemporáneo de Pericles (ya sabéis: la época más pop del mundo antiguo) tenía algunas teorías bastante extrañas y alocadas, muy en sintonía con los estrambóticos filósofos de su época, y para la historia de lo bizarro queda su método basado en "los cuatro humores", según el cual en base a cuatro liquidillos internos (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema), el ser humano operaba conforme a cuatro temperamentos muy yeyés: colérico, melancólico, sanguíneo y, el más snobbish, flemático. Como si la vida fuese una ópera de Wagner.
Pero si recuperamos su legendaria persona no es para estudiar las maneras estrambóticas de su medicina, sino para hablar de la gran aportación que hizo este fulano a la cultura pop contemporánea: el juramento hipocrático de los médicos, antecesor de lo que hoy se conoce como "deontología" o ética profesional, sin duda la más absurda, ridícula, superficial e irracional de las ramas del "saber". Ese juramento forma parte del atrezzo de la medicina, como pueda serlo la orla colgada en el despacho, las cenas entre colegas, la bata blanca o el tranquimazin recetado a discreción: forma parte de la salsa de la profesión, de su circo, pero no sirve para nada.
Apelar a la deontología en los tiempos de las subprime, las guerras preventivas y los "rogue states", es como regalar chupachups a los internados de Guantánamo: una ofensa y una tomadura de pelo. ¿Ética profesional? ¿¿Pero cómo se le pudo ocurrir al bueno de Hipócrates semejante dislate, más propio de los tebeos de Stan Lee que de los usuarios de la American Express??
En arquitectura, teníamos una asignatura llamada "Legislación y deontología", o algo parecido: no recuerdo ni el nombre, porque era la típica subnormalidad que se aprobaba a base de chuletas, copieteo e insistencia. Todos sabíamos que la deontología de los arquitectos no tenía nada que ver con ningún pintoresco juramento ni actos de contrición pomposa, primero porque la idea de una "Ética" bíblica y abstracta, vinculante y a modo de superyo profesional, sonaba a rancio y anticuado. Y segundo porque la ética y la moral individuales nada tienen que ver con compromisos morales a mayor gloria del sexo de los ángeles. No. La "ética del arquitecto" siempre ha consistido en hacer lo que le guste y conseguir colárselo a alguien: entre los colegas, ése es el arquitecto éticamente comprometido, el que hace las cosas a su manera, pasando por encima de hipocresías hipocráticas. En el subtexto de la profesión, el buen arquitecto es un poco zorro, un poco trilero, porque "los mercados" no están por la labor de financiar los carísimos caprichos de esta disciplina. De hecho, la Ética del arquitecto, en mi opinión, se aprendía en los cursos de proyectos: su Código Deontológico está inscrito, al modo sibilino de las microfísicas del poder, en el mismo juicio de valor sobre los proyectos. Pero eso me llevaría mucho tiempo de explicar.

El caso es que la ética profesional suena a romanticismo cursi e ingénuo en una época en la que, ante la falta de trabajo, los profesionales de lo-que-sea se encuentran divididos, obligados a competir entre ellos, sin espíritu gremial y a la caza del encargo a base de pisar las cabezas necesarias: son estrategias de supervivencia impuestas por unos "mercados" basados en la competición, en las que pedir al autónomo que salga adelante conforme a los principios morales hipocráticos resulte delirante. Darwinismo económico básico... aunque con el peligro de la "Eugenesia", esta vez profesional, de la que hablaba ayer. Si los jornaleros rusos hubiesen estado por Hipócrates más que por Karl Marx, nunca hubiese habido revolución del 17... aunque la verdad, visto cómo acabó aquello, hubiese dado lo mismo :-(
Así que al entrañable Hipócrates y sus buenas intenciones hay que ponerlo entre paréntesis. En épocas de escasez, hasta el santo es corrupto. Y además, dos mil quinientos años después de Hipócrates, hemos constatado que el ser humano es un capullo, un mal bicho, un ladrón nato y un estafador genéticamente programado: somos todos unos monstruos maléficos, y no hay deontología colorista capaz de ponernos coto. ¿Ética? Sí, está bien, suena bien, da gustirrinín pensarlo, pero quizás convendría reformular el juramento hipocrático para adaptarlo a los tiempos que corren:
"Prometo hacer siempre lo que pueda y, en la medida de lo posible, lo que me de la gana".

6 comentarios:

  1. Pues yo casi soy ético en mi profesión, sólo rompo el punto 5 y 6 de la doctrina ética (instrúyase a lo largo de la página):

    http://www.clowns.org/quienesomos.php

    ResponderEliminar
  2. bobín, llámame cuando puedas!!
    besos!
    raquel

    ResponderEliminar
  3. hostí rachel, vale te llamo esta tarde, ayer cuando me llamaste estaba en el COAG en debate con luciano

    ResponderEliminar
  4. HDTUP, esta gente no se entera:

    http://www.elpais.com/articulo/cultura/julio/explosion/digital/controlada/elpepucul/20100609elpepucul_7/Tes

    "¿A qué precio?

    Entre el 20% y el 30% menos que el mismo título en papel. Es decir, unos 6 euros para un libro de bolsillo y entre 11 y 14 para el formato llamado "trade" (el de las novedades). La excepción serán los libros técnicos, dado que el precio de partida es más caro a pesar de aplicar el mismo descuento (que resulta de eliminar, básicamente, la impresión y la encuadernación y, en parte, la distribución)."

    Esta peña no aprende de lo de la música y el cine!! ¿cómo qué en parte la distribución?????
    mi tío me hacía un descuento de más del 30% en la librería, réstale la imprenta, el papel y la distribución y un libro tiene que costar 3 euros, ladrones!!!!
    analfabetos!

    ResponderEliminar
  5. he estado dándole vueltas a la coincidencia de tus putos exámenes y la conferencia, no encuentro solución. ¿videoconferencia?

    ResponderEliminar