lunes, 31 de mayo de 2010

Densidad #6: Prolon life





Lo más bizarro del Agra no son los esquizofrénicos drogainómanos, las pilinguis del cono sur, los agro-ciudadanos en proceso de prejubilación, los kinkies con camisetas fake de Dolce & Gabbana, ni los comerciantes que te atienden cagándose en tus muertos: a buen seguro, lo más delirante del barrio es encontrarte en plena zona cero del feísmo universal, un pisito de soltero pijo amueblado con silloncitos de Le Corbusier, lámparas de la Bauhaus, estanterías de diseño absurdo y quincalla de anticuario cosmopolita. La casa de Luís es en ese plan, una estancia bastante inapropiada para unas calles que espontáneamente asociamos a tascas mugrientas, dominatrix en zapatillas de estar en casa, chavales desquiciados y kamisetas de Extremoduro. En realidad, aquella comunidad de vecinos era bastante pija, así que no supongamos que por la parte de la prolon todo son Nicanores y Reservas: tambien hay snoopy-boys, ingenieros que sacan a su perro a defecar, indianos podridos de dinero y burguesía local enriquecida a base de dar el callo durante décadas. Lo de los tiradillos ya lo damos por supuesto.
Todo muy loco. Por abajo tienes el Emporio Sutega ofertando a precios delirantes los sillonacos de los Eames, y dos calles p´arriba están los pisos patera donde se hacinan morenitos de los de barato, barato. Hay de todo, como en botica, y buscar lógicas en este barrio es un desafío intelectual a la altura del mejor Bourdieu. Y en esas estamos.

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