
Sí, queridos amigos: la física cuántica es un show business como pueda serlo el fútbol o la rumorología. En EE.UU siempre han gustado de los científicos con cierta telegenia (Einstein, un Dios en USA, era muy pop, al igual que Stephen Hawkings) y para divulgar sus hallazgos más potentes cuentan con un imponente dispositivo mediático formado por un ejército de nerds televisivos, físicos teóricos de aspecto encantador y abueletes atolondrados, que utilizan para enseñar sus últimas novedades entre el populacho.

Ahora os preguntaréis, ¿y de qué habla este ninja cósmico en sus shows? Pues de la vertiente más especulativa, espectacular y shockeante de la física de partículas: mucha invisibilidad, teletrasportación, multiversos colindantes, psicomagia, energías misteriosas, poderes humanos desconocidos... Como científico de moda, lo mismo se anima a explicar las causas del terremoto de Haití que a preparar un cocktail a cero grados kelvin junto al cocinero de turno... es, digamos, un científico muy socorrido y popular, con lo cual deberíamos poner entre paréntesis los temas de los que habla. Seguramente nos cuenta de la misa la media: en sus manos, todo parece una peli de ciencia ficción, la física es mística trascendental, y los experimentos que muestra parecen más propios de Galactus o el Doctor Víctor Von Doom que del típico becario al que estamos acostumbrados.
No sé. Si os mola el tema, echad un vistazo por ejemplo a este documental que he linkeado, porque si la realidad es tal y como la cuenta él, nuestro mundo futuro va a hacer que Minority report nos parezca tecnología vintage. Se trata de vídeos muy divertidos, pero algo me dice que poco serios, y que cualquier profesional con dos dedos de frente podría desmontar sus teorías en un plis plas. Pero da igual: resulta muy agradecido encontrar ciencia tan de buen rollo, porque da la esperanza de que quizás algún día vivamos en el tipo de mundo con el que siempre habéis soñado los usuarios de Apple. Ya sabéis: ondas positrónicas para desayunar, neutrinos al vapor a la hora de la merienda, y un buen colocón de quarks con cocacola antes de dormir.
De dormir, por supuesto, en un hipercubo de 11 dimensiones.
qué pena que a nadie le interesen estos freakos. son divertidísimos :-(
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